"Fuimos a pasarlo bien y fue nefasto"

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Javier, padre de un niño con síndrome de Down, denuncia el trato recibido en un parque temático

Javier Gutiérrez con su mujer Susana y sus hijos, Iker y Aitor, que tiene síndrome de Down, a la entrada del Parque Warner de Madrid. (Foto: DEIA)

Bilbao

En todas las atracciones tenía que mostrar al niño, como si fuera un monito de feria, y explicar que tenía síndrome de Down para no guardar cola. Fuimos a pasarlo bien, pero la experiencia fue nefasta". Han pasado ya unos meses desde que visitara el Parque Warner de Madrid, pero Javier Gutiérrez sigue igual de indignado que el primer día. "Que te traten mal en cualquier sitio es penoso, pero que en un lugar de ocio te pongan esas trabas me parece lamentable", censura.

Disfrutar de unos días en un parque de atracciones con sus hijos prometía diversión, pero la experiencia de esta familia de Santurtzi fue bien distinta. A finales del pasado mes de junio, Javier acudió, acompañado de su mujer, Susana, y sus hijos, Iker y Aitor, de seis y tres años, respectivamente, al Parque Warner de Madrid. El pequeño tiene síndrome de Down y, aunque nunca habían tenido "ninguna pega", se la pusieron donde menos se lo esperaban. "Que te pase en un parque de atracciones, con la cantidad de gente discapacitada que habrá pasado por ahí y los años que lleva funcionando...", se lamenta.

Lo que tornó en amargas las vacaciones de Javier fue, en resumidas cuentas, que se sintió "engañado". "Te venden que los discapacitados no guardan cola, pero es mentira. Si en vez del niño con discapacidad, el que se va a montar en la atracción es su hermano, la cola nos la tenemos que chupar todos, y el niño discapacitado también", denuncia este padre, visiblemente enojado.

Lejos de guardarse su enfado para sí, Javier comunicó su desacuerdo al personal del parque. "Les pregunté a ver qué pasaría si llego a ir yo solo con los dos niños. Cada vez que se quisiese montar el mayor, el discapacitado tendría que hacer cola, aunque no se fuese a aprovechar de esa atracción. Me dijeron que ese caso nunca se les había planteado, pero no me dieron ninguna solución", protesta Javier, que al final optó por comprar pulseras de acceso rápido a las atracciones para que el benjamín de la familia, disfrutara o no de ellas, pudiera evitar las filas. "A un niño, según qué discapacidad tenga, intenta hacerle comprender que tiene que estar una hora en un sitio para que su hermano se monte... Te puedes hacer idea de qué locura", explica.

Los padres y hermanos, dice, son los grandes olvidados. "Está muy bien acordarse del discapacitado, pero es que la familia también sufre las consecuencias y de la familia no se acuerda nunca nadie", reivindica este padre, que llegó a interponer una queja y a hablar con un responsable. "Le dije que aún me quedaban tres días en el parque. Imagínate tres días más diciendo en cada atracción que mi hijo tiene síndrome de Down a todo el mundo, mañana y tarde. Como comprenderás, estoy muy aburrido. Me dijo que a ver cómo podían arreglarlo. Le sugerí que me dieran una pulserita de esas para no tener que guardar cola, pero lo desestimaron porque no les parecía razonable".

Por tocar puertas, debió pensar Javier, que no quede. De hecho, se coló hasta la mesa del director. "Tenía un diploma de la asociación de discapacitados de Toledo. Yo le dije: Esos cuadritos quedan muy bien en los despachos, pero a mi hijo, que es discapacitado, no se le está tratando como vosotros publicitáis", reproduce su conversación.

A la queja que puso en su día le respondieron con unas disculpas. "Me contestaron de Warner que lo lamentaban, que lo sentían, pero yo lo que quiero es que no se vuelva a repetir. Bastante tenemos con la discapacidad como para encima irte de vacaciones y tener una experiencia tan mala", protesta, irritado porque "la gente se apunta al carro de aquí igualdad para los discapacitados, pero al final es mentira".

Tras "lamentar enormemente" que a Javier no se le ofreciera un servicio adecuado, el director general del Parque Warner, José Asenjo, aclara en una misiva que existe un pase que permite acceder a las atracciones a las personas discapacitadas con un máximo de tres acompañantes. "Desconocemos la razón por la que no hizo uso de él durante su estancia", señala.

La dirección general de coordinación de políticas sectoriales sobre la discapacidad del Ministerio de Sanidad y Política Social, hasta donde llegó la queja de este perseverante padre, concluye en su informe que ha habido "un error a la hora de informar adecuadamente" a Javier de las condiciones de acceso a las atracciones para las personas con discapacidad.

Sea cual fuere el fallo, lo cierto es que el disfrute de esta familia se vio empañado por unas molestias de las que este hombre ha dejado constancia, además de en su reclamación oficial, en varias asociaciones de discapacitados. "Le comenté el caso a Gorabide y también mandé una carta a Fekoor. Una persona sola a lo mejor no cambia las cosas, pero si se saca en algún sitio más...", se despide esperanzado.

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Fuente: deia.com (Noticia enviada por un compañero a nuestro correo)