El montaje será compatible con los últimos remates en el edificio
Parece mentira al pasear por los alrededores del enorme edificio, aunque dentro de apenas cinco días el Ágora empezará a dar cabida a enormes cantidades de material para transformar la plaza cubierta diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava en una enorme pista de tenis.
La organización del Valencia Open 500 tiene su calendario marcado y ni un solo día que perder.
El director de operaciones de la empresa responsable del evento, Stephan Bazire, indicó que este sábado entrarán ya en el recinto y sus aledaños para montar en apenas unas semanas un espectacular marco para la competición.
Los primeros días, este trabajo será compatible con el que realizan las empresas constructoras del Ágora. La cooperación es necesaria para que los espacios urbanizados queden preparados en la zona de restauración y tiendas, además de otra de ocio y actividades deportivas destinadas al público que asista a la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Sólo puede haber un enemigo en la ingente tarea de montaje del evento y es la lluvia. En caso de que se produzca un nuevo episodio de gota fría, parece claro que la organización no tendrá tiempo a instalar todo tal y como se ha previsto en el proyecto.
A partir del martes 13, los operarios contratados se quedarán solos, ya con el Ágora despejada de materiales y las enormes grúas que han servido para colocar los últimos remates de la estructura principal, a 70 metros de altura.
El único cambio previsto por el Valencia Open 500 es que la zona VIP estará situada sólo en la sala de la Arquería del Museo Príncipe Felipe, en lugar de utilizar también la lamina sur que hay entre este edificio y l'Umbracle, que se vacía de agua cuando lo requiere la demanda de cada evento.
Los últimos días, la actividad ha sido frenética. Los plazos van muy justos, aunque Bazire se mostró optimista y afirmó que todo está previsto. Las láminas que rodean el Ágora se llenarán de agua y los accesos se completarán en la escalinata que emboca directamente desde la rotonda del puente de l'Assut de l'Or.
Los viandantes que cruzan el puente por su parte central aprovechaban ayer para fotografiar el arriesgado trabajo de los escaladores, ya con las últimas placas que forman la espina dorsal de la cubierta. La tarea se ha concentrado este fin de semana en los extremos, en la parte baja, donde se han soldado enormes placas metálicas en la transición de las vidrieras traslúcidas con el suelo.
Esto supondrá que todo el edificio será impermeable y estanco antes una posible lluvia. Esa es la prioridad de la organización, cuyo responsable en el montaje consideró ampliamente lograda.
Sobre la climatización del inmueble, Bazire restó importancia a este aspecto. La plaza albergará gradas con una capacidad para 5.000 personas y el ritmo de venta de entrada apunta a que el evento será todo un éxito.
Además, la organización también ha planificado un programa de promoción en colegios y escuelas de tenis, con el propósito de animar al público para que se acerque a la zona abierta, fuera de las canchas, donde disfrutar de otras actividades de ocio.
«Todo avanza a buen ritmo», insistía Bazire en su conversación con LAS PROVINCIAS. El Open empezará a disputarse el día 31 y se prolongará hasta el 8 de noviembre, aunque la imagen completa del montaje no se mostrará hasta el día 29, estimó el director de operaciones de la compañía.
La empresa tiene también otra fecha en el calendario. El 20 de noviembre, como mucho, deben «desaparecer» del complejo para que finalicen las obras de urbanización en el Ágora.
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