El SOS del 'private equity' a la banca

Las empresas participadas por el capital riesgo se cuentan entre las más endeudadas de una economía. El motivo es que estos fondos profesionales de comprar y vender empresas recurren a la deuda para maximizar el retorno sobre su capital. Tanto es así, que la media de endeudamiento en el sector ha variado en los años de bonanza entre cuatro y siete veces el ebitda anual (beneficio bruto operativo) -dependiendo del sector y el tamaño de la empresa-, en comparación con las tres veces, como máximo, de media del resto de compañías españolas. Ahora, la severa crisis económica española y la restricción de acceso a crédito bancario están forzando a estas firmas a tomar el relevo de las inmobiliarias en la refinanciación de deuda de sus empresas participadas. En algunos casos, como en el de los grupos que operan en sectores dependientes de la construcción, se trata de verdaderas reestructuraciones de urgencia para tratar de evitar la suspensión de pagos.

Según cálculos del sector, hasta el 80% de los 30-35 grandes leveraged buy-outs (las operaciones más endeudadas) del periodo 2005-2008 requerirán de reestructuraciones de deuda en los próximos dos años por valor de más de 5.000 millones. Algo que están aprovechando bancos de inversión como Lazard, Merrill Lynch y UBS, que destacan en este campo. Entre las empresas que ya lo han hecho figura Levantina, grupo de piedra natural controlado por Impala y Charterhouse y que ha reordenado su deuda con BNP. 3i, Advent e Ibersuizas encaran también operaciones similares en participadas donde ha caído el negocio, como la empresa de bombeo de hormigón Gebomsa; el grupo de alquiler de maquinaria Hune y la compañía transportista de vehículos industriales Veinsur; respectivamente. Pamplona Capital está llevando a cabo también un proceso parecido con la española Endeka Ceramics. Y otras firmas como ONO y Parques Reunidos, controladas por los fondos Providence, Thomas H. Lee y Quadrangle; y Candover, respectivamente, podrían hacerlo en 2009.

"El private equity no está cerrado a capitalizar aquellas participadas que lo necesiten, siempre y cuando no haya un error de fondo en la inversión", dice Jaime Hernández-Soto, presidente de la patronal española del sector Ascri y socio de MCH. A su juicio, lo contrario sería "poner dinero bueno sobre dinero malo". No obstante, Hernández-Soto echa en falta mayor proactividad de la banca española para encarar refinanciaciones. "No quieren ni oír hablar de quitas y en ocasiones muestran poco sentido de urgencia", añade. Para Ramón Cerdeiras, socio de Ibersuizas, firma que este año ha acometido una de las pocas operaciones de calado en el sector (la compra de la empresa especializada en fotografía Hoffman), "el private equity tiene el foco puesto en reducir la deuda de sus participadas. Y seguirá siendo así a lo largo del año".

Cambios

En ocasiones, los problemas de las empresas consisten en un incumplimiento aislado de las condiciones de vigilancia de los préstamos (covenants) o problemas puntuales de gestión del circulante. En situaciones de este tipo, se buscan soluciones imaginativas, como dar entrada a otro socio. Esto es lo que hizo N+1/Dinamia en la cadena de perfumerías Bodybell, dando entrada a Mercapital mediante una ampliación de capital para reforzar el balance. "En otros casos, se trata de inversiones sobrepagadas en sectores afectados por el cambio de ciclo, que serán difíciles de salvar", dicen en UBS.

Pero no todo es negativo para el capital riesgo. La deuda puede convertirse también en una oportunidad de negocio. Éste es el caso de los préstamos apalancados de empresas que se negocian en mercados secundarios, como los de ONO, Cortefiel y Amadeus. Éstos cotizan con fuertes descuentos -de hasta el 70%- sobre su precio original por la posibilidad de que sean impagados. "Su retorno en caso de invertir puede llegar a ser incluso mayor que el del capital aportado por la firma de capital riesgo; es una forma de reinvertir en la propia compañía a un múltiplo muy bajo", dicen desde un banco. Al contrario que en otras crisis precedentes, la titulización ha permitido a los bancos repartir los préstamos entre un amplio abanico de inversores, como CDOs (vehículos estructurados que invierten en deuda) y hedge funds, lo que confiere complejidad a las refinanciaciones. La cantidad de trabajo que estas operaciones conlleva, así como la supervisión del negocio de las compañías, están ocupando el tiempo de los ejecutivos de capital riesgo. Prueba de ello es la caída del 32% en el volumen invertido en nuevas operaciones en España en 2008 (hasta los 2.948,5 millones de euros), después de tres años de récords consecutivos. Ascri considera que, en 2009, el desplome será aún mayor.

(Noticia enviada al correo de la Sección Sindical de CC.OO. del Oceanogràfic por un compañero de nuestra empresa)